El hecho migratorio ocasiona una serie de duelos en las familias que, si no pueden ser suficientemente elaborados, producen afectaciones en los diferentes miembros de la unidad familiar, especialmente el desarrollo de los niños y los adolescentes. En este artículo se presenta un caso clínico atendido en un Centro de Salud Mental Infanto-juvenil (CSMIJ) desde un abordaje terapéutico familiar, en el que, a través de la metáfora de la construcción de un puzle, se lleva a cabo una tarea de reconocimiento y contención de los aspectos dolorosos vividos. El objetivo es facilitar su integración y la constitución de una nueva identidad individual y familiar.
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