En el año 2012, Bélgica fue el primer país europeo que detectó una creciente tendencia entre sus jóvenes de inspiración islamista a emprender viaje a Siria. Un año más tarde el Órgano de Coordinación para el Análisis de Amenazas (OCAM) alertaba sobre los peligros potenciales que representaban los terroristas radicalizados y entrenados.
Alemania es uno de los países de Europa con las cifras más altas de personas, cerca de un millar (915)1 que viajaron a Siria e Irak para unirse a los grupos yihadistas que operaban en la zona.
Este documento2 expone las formas jurídicas que estos países han modificado para adaptar su legislación al nuevo desafío y poder afrontar, con herramientas legales, el problema de los combatientes terroristas extranjeros (FTF, por sus siglas en inglés) y de los retornados.
In 2012, Belgium was the first European country to detect a growing trend among its Islamist-inspired youth to make a trip to Syria. A year later the Threat Analysis Coordination Unit alerted about the potential dangers posed by radicalized and trained terrorists. Germany is one of the countries in Europe with the highest numbers of people, about a thousand (915), who travelled to Syria and Iraq to join the jihadist groups operating in the area. For the Netherlands, the phenomenon of those displaced to a zone of conflict to combat in the extremist ranks was unprecedented, as the country's security services had only recorded a few dozen people who had moved to Chechnya, Somalia, Afghanistan and Pakistan.
This document outlines the legal forms that these countries have modified to adapt their legislation to the new challenge and to be able to face, with new legal tools, the problem of foreign terrorists and returnees.
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