El estudio de la historia y la geografía de palabras utilizadas como préstamos permite darse cuenta de que ninguna lengua es una isla autosuficiente.
Cuando se está consciente de que palabras francesas bien integradas, tales como sorbet, redingote, chocolat, caoutchouc, nénuphar, camarade o sentinelle han sido en realidad "prestadas" del árabe, el inglés, el nahuatl, el quechua, el persa, el español y el italiano respectivamente, no queda duda alguna acerca de la real dinámica de las lenguas del mundo: todas necesitan, en uno u otro momento, agregar algunos elementos léxicos foráneos a su vocabulario común, con el propósito de mantenerse actualizadas con los últimos acontecimientos de nuestra sociedad moderna.
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