Hay al menos tres Álvaros Mutis: el poeta, el novelista y el ser humano. Hablen otros del poeta y del novelista. A mí me gustaría más hablar del ser humano, del amigo entrañable con quien compartí tantas horas de deliciosa plática y de quien tanto, tanto aprendí. Aquel que siempre me llamaba Baden Powell, a no ser que la cosa se pusiera de un color serio, como él decía, pues entonces me llamaba Baden Baden. Aquel que se reía – pero no negaba– cuando yo afirmaba en público, ¡cuántas veces no lo habré hecho!, que su poema “El viaje” es ese cubito de caldo concentrado que diluído en el agua bendita de una prosa irrepetible dio lugar a Cien años de soledad.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados