Vera Lúcia Alves Carneiro, Helena Andrade, Luísa Matías, Raul Alberto Ribeiro Correia de Sousa
La pandemia del síndrome respiratorio agudo grave causado por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) ha tenido amplias repercusiones en muchos países y en sus sistemas sanitarios. En Portugal, se ha adoptado una estrategia de contención basada en el distanciamiento social, con la cual se ha intentado cortar las cadenas de transmisión, frenar la curva de la epidemia y reducir la mortalidad. Con estas medidas se trataba de evitar un eventual desbordamiento del Servicio Nacional de Salud y se imponía la suspensión de toda la atención médica programada, que no fuera urgente. A pesar del éxito logrado hasta este momento, existe consenso sobre la necesidad de recuperar el nivel anterior de atención médica y fomentar su mejora. El Servicio Nacional de Salud de Portugal, como sistema sanitario público y de acceso universal, a cargo del Estado, ha demostrado, en este contexto, su importancia y pertinencia para la población portuguesa. Sin embargo, los problemas que acarrea desde hace mucho tiempo, como las largas listas de espera, anteriores a la pandemia, en la asistencia oftalmológica hospitalaria, cuyos factores determinantes están completamente identificados, pero que continúan sin solución, se han visto agravados a resultas de esta pandemia. La falta de atención primaria oftalmológica en el Servicio Nacional de Salud es un importante cuello de botella, que ejerce una enorme presión en la atención hospitalaria. La atención de un centro exclusivamente oftalmológico estaba desbordada antes de la pandemia y lo estará aún más después de esta. La exclusión de los optómetras de los equipos de atención oftalmológica diferenciados, multisectoriales y multidisciplinarios continúa siendo el principal obstáculo que debe superar y asegurar la atención oftalmológica universal en Portugal. El Servicio Nacional de Salud hace hincapié en las consecuencias de un modelo superado. La atención oftalmológica universal exige, más que nunca, un enfoque integral basado en la evidencia para abordar la atención primaria oftalmológica en la comunidad, puntual y de proximidad.
The pandemic of the severe acute respiratory syndrome disease caused by the new coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19), had profound impact in many countries and their health care systems. Regarding Portugal, a suppression strategy with social distancing was adopted, attempting to break the transmission chains, bending the epidemy curve and reducing mortality. These measures seek to prevent an eventual National Health Service over-running, enforcing the suspension of all elective and non-urgent health care. Despite the success in so far, there is a consensus on the need to recover the previous level of health care provision and further enhance it. The Portuguese National Health Service, as a public, universal access, health care system funded by the State proved, in this context, its importance and relevance to the Portuguese population. However, long standing issues, such as the pre pandemic over long waiting lists for hospital ophthalmology attendance, whose determinants are fully identified but still unmet, emerge amplified from this pandemic. The lack of primary eye care in the National Health Service is a significant bottleneck, placing a huge stress on hospital-based care. An exclusive ophthalmologist's center care was over-runned before pandemic and will be even more so. The optometrist's exclusion from differentiated, multisectoral and multidisciplinary eye care teams remains the main hurdle to overcome and insure universal eye care in Portugal. National Health Service highlights the consequences of an overcome model. Universal eye care more than ever demands an evidence-based, integrated approach with primary eye care, in the community, on time and of proximity.
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