Dentro de las galerías menos custodiadas del museo de la legalidad administrativa están los actos de trámite, a la vista de todo el mundo, aunque sean frágiles. Son los actores secundarios en el procedimiento administrativo pese a que su papel puede ser decisivo ya que su invalidez puede acarrear la de la resolución final y responsabilidades para los tramitadores. El problema para administración y ciudadanos es separar el grano del acto recurrible, de la paja del acto de trámite inofensivo, pues la errada calificación puede provocar errores de notificación, desviaciones procesales y retardos en la gestión administrativa.
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