América Latina no votó en las elecciones de EEUU, pero su futuro económico-comercial, social y geopolítico se ha vuelto a poner en juego el pasado 3 de noviembre y se verá influido por el rumbo que tome el gobierno de Joe Biden a partir de enero. El relevo en la Casa Blanca no colocará inmediatamente a la región como un tema central de la agenda de la nueva Administración, pero sí cambiará el fondo y las formas de la relación. El voto hispano (o latino), muy cortejado por los dos candidatos, ha sido determinante en estados clave como Florida, Texas, Nevada y Arizona. No sólo ha vuelto a demostrar que es un segmento heterogéneo, que vota de forma diferente y cada vez es más decisivo sino que el tema migratorio ocupará un lugar importante en la gestión del nuevo ejecutivo.
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