Ante la actual situación epidemiológica que vive el mundo y sus consecuencias en el ámbito personal, clínico, social y económico, es significativo estar al corriente cómo desde tiempos muy remotos la Ley sirvió de puntal en la adopción de normas u ordenanzas que constreñían a los ciudadanos a su cumplimiento, logrando así evitar la propagación de las epidemias o virus existentes, sirviendo el mandato de la Ley hasta estos días, para delimitar el catalogo de derechos constitucionalmente establecidos para las personas en tiempos de excepcionalidad, el ejercicio de los mismos, las libertades que le asisten y unido a ello, la responsabilidad que implica la vulneración de los mismos, erigiéndose de este modo como una herramienta insoslayable para la conservar un ambiente sano para todos y todas.
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