Apasionada por sus nietos, enamorada de su último personaje teatral y con la casa como los chorros del oro, porque, para aprenderse sus papeles, le dan lo que llama "ataques de Mari-Puri": repite el texto una y otra vez mientras pasa el aspirador y, si se trata de un monólogo, deja los cristales "niquelados". Confesión textual. Disfruta de los amigos, de una buena comida y de una no menos buena copa de vino.
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