Perfeccionista, amante de los caballos y "chica de campo", como le gusta definirse, mima el aceite que produce en la finca toledana de la familia, y que le permite formar parte de ese círculo de productos de alta gama fundado por su padre con el nombre del pintor Mariano Fortuny. Dice tener fama de bailar bien, y recuerda que a su progenitor, el marqués de Griñón, le enseñó a bailar el twist Ava Gardner. Igual se ha convertido en genético.
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