Los programas de prevención basados en la evidencia cuentan con la calidad del profesional como un elemento clave para su aplicación efectiva. Aun así, actualmente la mayor parte de acciones preventivas no se basan en este tipo de programas, lo cual favorece la existencia de resistencias por parte de los propios profesionales. Esta percepción negativa del modelo estandarizado se relaciona con la supuesta incompatibilidad del mismo con la práctica socioeducativa –y con un adecuado acompañamiento de las familias–, lo cual no permite valorar las posibilidades que el mismo modelo ofrece –como es el seguimiento sistemático y el conocimiento de los resultados–.
El estudio analiza estas resistencias y las implicaciones prácticas de las mismas haciendo balance de la experiencia de los propios profesionales que desarrollan su tarea como formadores en un PBE. Se aplica una metodología cualitativa a través de una entrevista semiestructurada que permite analizar las competencias que intervienen en la calidad de las intervenciones, así como estudiar las posibilidades de articulación de un modelo de intervención estandarizada (y sus componentes fundamentales) con la flexibilidad suficiente del profesional que le permita mantener su capacidad de dinamización grupal y de interacción necesaria con las familias.
The quality of the facilitator in an evidence-based family prevention programs is a key element for an effective application. Even so, currently most preventive actions are not based on this type of program, which favors the existence of resistance on the part of the facilitators themselves. The negative perception of the standardized models is related to the supposed incompatibility of them with the socio-educational practice -and with an adequate guidance of the families-, which does not allow to evaluate the possibilities that the same model offers, such as systematic avaluation and knowledge about the results.
The research analyzes these resistances and the practical implications of them, considering the experience of the professionals who are trainers in an evidence-based program. A qualitative methodology is applied through a semi-structured interview that allows to analyze the competences requiered for the quality of the interventions as well as to define of a standardized intervention model (and its main components) with the sufficient flexibility of the facilitator that allows him to maintain his capacity for group dynamization and necessary interaction with families.
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