Durante el siglo XVII la Corte de los Austrias fue escenario de numerosas fiestas religiosas y profanas, con las que se celebraban los acontecimientos más relevantes, regios, políticos y religiosos. En este artículo nos ocuparemos de las dos categorías más importantes celebradas durante el reinado de Carlos II: las entradas reales, costeadas por el Ayuntamiento, y las fiestas teatrales, por la Corona. En ambas trabajaron los mismos arquitectos, pintores y escultores, los mejores de la Corte, que lo mismo decoraban iglesias y palacios al fresco, que construían catafalcos para las exequias reales, arcos y carros triunfales para las entradas, tarascas para las fiestas del Corpus, que cortinas, decorados y tramoyas teatrales, pintados al temple. Las bodas reales eran uno de los acontecimientos de mayor trascendencia. Nos centramos aquí en las bodas de Carlos II con María Luisa de Orleans en 1679 y, después de la inesperada muerte de ésta, las bodas del mismo rey con María Ana de Neoburgo en 1690.
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