Al secretario general del PSOE se le achacan muchos defectos, pero nadie ha podido dudar de su honradez. Joaquín Almunia gana cuanto más se le conoce. Le ha tocado dirigir el partido en horas amargas, y él mismo ha saboreado la hiel de la derrota, pero aguanta. Es un vasco roqueño que no sabe tirar la toalla.
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