De los 19 a los 64 años vivimos lo que se conoce como la etapa adulta.
Más de cuatro décadas de cambios en nuestro estilo de vida en las que la alimentación debe tener un peso muy importante: no solo nos ayuda a prevenir numerosas enfermedades, también determina cómo será nuestra calidad de vida tras la jubilación. Eso sí, sin olvidar la actividad física.
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