La compleja transmisión textual del Sendebar (1253), que solo en su rama oriental se ha conservado en versiones en árabe, persa, griego, siríaco, hebreo y castellano, ha provocado que muchos de sus cuentos se hayan transmitido imperfectamente. De entre todos ellos destacan por su problemática los que conservan referencias culturales de la India, de Persia o del mundo árabe que en cada sucesiva traducción fueron perdiendo más y más matices. En este artículo analizamos uno de ellos, el denominado Nomina, al que la crítica ha considerado problemático, mal transmitido y alejado temáticamente del resto de la rama oriental. Por el contrario, nuestra lectura propone que en realidad son los críticos los que han interpretado erróneamente una oración clave del relato y, con ella, el resto de la narración, que no solo no se aparta del resto de versiones de su rama, sino que encaja a la perfección con ellas.
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