In accordance with the principle of separation between State and Church, legal orders do not provide a definition of religion. Legal practitioners need, however, to distinguish what can be defined as religious from what is not, and, in the absence of precise hermeneutical canons, they refer to the models of the three great monotheisms (Christianity, Judaism and Islam).
Today this approach is, however, undermined by the claims of those groups that deviate from the "traditional" religious model. Thus, facing the request of a Pastafarian to pose for an ID picture wearing a colander, the judicial authorities struggle to justify the refusal of this request without making an assessment of the merits of the group’s doctrinal patrimony. Moreover, with reference to the work done "affectionis vel benevolentiae causa" made by Damanhur to justify the lack of contributions to those members who have worked for the community, Italian courts waver and compare Damanhur followers to monks or Franciscan friars.
Legal orders are thus contended between the need to guarantee an effective religious (and spiritual) pluralism and the inability to deviate from traditional models, leading the new religious (and spiritual) movements to ask themselves "why do they and we don’t?", without obtaining satisfactory answers.
De acuerdo con el principio de separación entre el orden temporal y el orden espiritual, los sistemas jurídicos no ofrecen una definición de religión. Sin embargo, los juristas deben distinguir lo que se puede llamar religioso de lo que no lo es y, a falta de cánones hermenéuticos precisos, se remiten a los modelos de los tres grandes monoteísmos (cristianismo, judaísmo e islam).
Sin embargo, en la era contemporánea este enfoque se ve socavado por las reivindicaciones de los grupos que se desvían del modelo religioso "tradicional". Así pues, ante la petición de un pastafarian de posar en los documentos de identificación con un colador, las autoridades judiciales se ven en la obligación de justificar la denegación de la autorización sin hacer una evaluación de los méritos del patrimonio doctrinal del grupo. Ante la llamada a trabajar “affectionis vel benevolentiae causa” hecha por Damanhur para justificar el impago de las contribuciones al miembro que ha trabajado para la comunidad, los tribunales italianos vacilan y comparan a Damanhur con los monjes o los frailes franciscanos.
Así, las órdenes se dividen entre la necesidad de garantizar un pluralismo religioso (y espiritual) efectivo y la incapacidad de desviarse de los modelos tradicionales, lo que lleva a los nuevos movimientos religiosos (y espirituales) a preguntarse "por qué ellos sí y nosotros no?" sin obtener respuestas satisfactorias.
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