Juan Ignacio Varela-Portas Orduña
Por medio de un breve análisis de un pasaje de la Divina Commedia se intentará mostrar el modo en el que un paisaje natural sirve para, no sólo representar, sino también analizar, un movimiento intelectual que se produce en la mente del personaje, y, al mismo tiempo, una visión que se produce en el cielo Cristalino, es decir, en la mente de Dios. De este modo, el paisaje no se reduce a una vaga asimilación anímica como aquella a la que nos ha acostumbrado nuestra tradición moderna y postmoderna, sino que la correspondencia entre paisaje y alma supone un estricto correlato analítico que no se limita a enlazar difusamente lo interior con lo exterior sino que lo emparenta elemento a elemento, pues, al fin y al cabo, son imagen y semejanza lo uno de lo otro.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados