Europa ha estado jalonada de infinidad de guerras y conflictos. Un continente cosido con las cicatrices de fronteras siempre cambiantes. En uno de los vértices de estos enfrentamientos se ha encontrado la ciudad de Estrasburgo. Situada en la región de Alsacia ha sido testigo de la toma de temperatura de las relaciones entre Francia y Alemania, dos de las principales potencias europeas. Estrasburgo ha cambiado de manos francesas a alemanas y viceversa, numerosas veces, muestra de la encarnizada rivalidad y odio entre ambos países. En la actualidad, sin embargo, Estrasburgo es uno de los símbolos de la Unión Europea.
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