Los Usatges de Barcelona, configurados básicamente en el siglo XII, pero ampliados a lo largo del XIII, contienen siete preceptos referidos a la minoría judía: los números 11, 51, 64, 75, 129, 164 y 171. El estudio de estos usatges permite observar una notoria ambigüedad, o incluso contradicción, del poder público respecto a los judíos. Teóricamente el poder condal-real protege a la minoría y trata de mantener los derechos de sus individuos en pie de igualdad con los de la mayoría cristiana. Pero por otro lado, el antisemitismo se va deslizando en los preceptos relativos a procedimientos judiciales, donde se manifiesta una clara inferioridad con respecto a los cristianos. En este aspecto, destaca el precepto 171, sobre el juramento de los judíos, claramente vejatorio. Dichas contradicciones obedecen a las presiones eclesiásticas, ejercidas desde Roma y a través de los dominicos, en lucha contra todo rasgo sospechoso de herejía. Los condes-reyes, que utilizaban la potencia financiera de los judíos para sus empresas y estaban, por tanto, directamente interesados en su estabilidad, no pudieron sustraerse a esas presiones. La tendencia a la discriminación fue acentuándose hasta llegar a la expulsión de 1492.
The Usatges of Barcelona, shaped basically in the 12th century but developed throughout the 13th, contain seven precepts referring to the Jewish minority: numbers 11, 51, 64, 75, 129, 164 and 171. The study of these usatges reveals a notorious ambiguity, or even contradiction, on the part of the public power with regard to the Jews. In theory, the royal-county power protected the minority and tried to keep the rights of its members on an equal footing with those of the Christian majority. But in contrast, anti-Semitism was creeping into the precepts relating to legal proceedings, where distinct inferiority to Christians is visible. Particularly notable in this respect is precept 171, on the oath sworn by Jews, which is clearly denigratory. These contradictions were the result of ecclesiastical pressures brought to bear from Rome, through the Dominicans in their fight against any features suggestive of heresy. The count-kings, who used the financial power of the Jews for their undertakings and were therefore directly interested in their stability, were unable to escape these pressures. The trend towards discrimination grew stronger, culminating in the expulsion of 1492.
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