La campaña flamenca de 1568 dejó patente la superioridad del duque de Alba y su ejército sobre Guillermo de Orange y sus huestes mercenarias, formadas por lansquenetes, exiliados neerlandeses y aliados hugonotes. A pesar de un revés inicial, el duque se valió de la misma estrategia que en la Guerra de la Liga de Esmalcalda contra los protestantes alemanes para desbaratar los planes enemigos: el acoso continuo y la cuidadosa elección del momento de atacar. La victoria de Jemmingen y la persecución del ejército de Orange hasta expulsarlo de los Países Bajos jalonan la primera campaña de los tercios españoles en Flandes.
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