Madrid, España
La preservación del patrimonio cultural comprende la conservación preventiva, la conservación curativa y la restauración. La mayoría de estas tareas se realizan en talleres específicos donde los bienes residen durante periodos de tiempo variables. Puesto que en dichos espacios se utilizan reactivos químicos para múltiples trabajos, el control de la calidad del aire es importante para garantizar una óptima conservación de los objetos y unas condiciones de trabajo saludables. La evaluación del pH del aire es el modo más directo para conocer las posibilidades reales de degradación de los bienes culturales. Los sensores químicos patentados por el grupo de investigación CERVITRUM (Instituto de Historia, CSIC) pueden evaluar cualitativa y cuantitativamente el pH del aire. En esta investigación se utilizan con el objetivo de evaluar las condiciones ambientales en un taller de restauración de pintura sobre tela de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. En el estudio se apunta la conveniencia de analizar la interacción del medio ambiente con los reactivos, tanto de forma individual como coordinada y en función de los espacios destinados a las tareas de restauración. Tras la síntesis, ubicación y registro de la respuesta de los sensores, los resultados indican que, en las condiciones habituales y con las variaciones climáticas producidas durante las evaluaciones, la calidad ambiental del taller es apta para garantizar la conservación de las obras durante su intervención.
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