La actividad industrial de un país generalmente viene asociada a una transformación de bienes o una obtención de recursos provenientes de la naturaleza. Esta gestión importa, en la mayoría de estos casos, una alteración más o menos importante del medio en que se desarrolla, impactando el entorno de una manera más o menos sostenida.
Así, por ejemplo, ocurre con la industria pesquera, forestal, ganadera, agrícola, minera, manufacturera, el transporte aéreo, terrestre o marítimo y, en fin, con casi toda la creciente y sofisticada actividad del hombre actual.
Debido al incremento del deterioro que esta actividad ha venido causando al medio ambiente y a la previsible escasez de productos básicos renovables, los países han comenzado a desarrollar diversas barreras y controles a la indiscriminada actividad industrial que se había venido desarrollando, de tal manera de poder detener, impedir, incluso, revertir, tal orden de cosas.
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