Santiago, Chile
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Uno de los atributos comunes de las sociedades modernas es su carácter ‘secular’, es decir, el hecho de que los principios que orientan sus instituciones sociales y formas de conocimiento se desanclan del tutelaje de creencias y prácticas religiosas. La secularización plantea así la interrogante acerca de la fragilidad constitutiva de los órdenes sociales modernos: la experiencia de vivir en un mundo que, debido a su pretensión de creciente autonomía, carece de un principio esencial que garantice el orden. El objetivo de este artículo es explorar el problema de la secularización en una doble perspectiva sociológica y filosófica: por un lado, la necesidad de la sociedad moderna de organizar sus prácticas e instituciones siguiendo reglas propias; por el otro, la pretensión de esta sociedad de justificar racionalmente los valores en que descansan sus instituciones. Para ello, observamos cuatro procesos que a nuestro juicio destilan los complejos vínculos entre prácticas de justificación de órdenes normativos y dinámicas de organización institucional: la ‘racionalización’ de los valores, la ‘temporalización’ de la experiencia histórica, la ‘politización’ de la soberanía y la ‘automatización’ de la tecnología. Sobre la base de esta reconstrucción, sostenemos que lo que el ‘problema de la secularización’ señala no es otra cosa que la inestabilidad reflexiva de las sociedades modernas: es decir, el hecho de que los órdenes institucionales que ellas logran emergen no a partir de un único valor fundacional, sino a partir de la pluralidad de formas que lo normativo adopta en la propia sociedad.
One of modern society’s common features is its ‘secular’ character, that is, the fact that the principles that orient its social institutions and forms of knowledge become unburdened from the tutelage of religious practices and beliefs. Secularization raises thus the question of the constitutive fragility of modern social orders: the experience of living in a world that, because of its claim to enhanced autonomy, is missing an essential principle that guarantees order.
The aim of this article is to explore the problem of secularization from a dual sociological and philosophical perspective: on the one hand, the necessity of modern society to organize its practices and institutions by following its own rules; on the other hand, its expectation of rationally justifying the values on which its institutions rest.
In order to do this, we look at four process that to our mind distil the complex relations between practices of justification of normative orders and the dynamics of institutional organization: the ‘rationalization’ of values, the ‘temporalization’ of historical experience, the ‘politization’ of sovereignty and the ‘automatization’ of technology.
On the basis of this reconstruction, we argue that ‘the problem of secularization’ points to the reflexive instability of modern societies:
that is, the fact that the institutional orders that they achieve do not emerge from a single foundational value but from the plurality of forms that the normative achieves in society itself.
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