En medio de esta pandemia mundial, ante algunos síntomas de “enfermedad” en la Iglesia y, concretamente, en la Vida Consagrada, proponemos recuperar la salvación como salud o sanación integral. Para ello, nos dejamos conducir por la mujer hemorroísa y la propuesta salvífica de san Ireneo de Lyon: personas heridas que no se rinden y siguen buscando; creados a imagen y semejanza, llamados a un continuo crecimiento como signo de la acogida del Espíritu Santo en nuestra vida. La salvación nace de la herida, de la propia debilidad asumida y entregada para ser plenificada y sanada.
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