El paso dado por la justicia española en el caso de Pinochet ha colocado a nuestro país en la vanguardia de los derechos humanos justo cuando se cumplen 400 años de la "leyenda negra", que nos convirtió, con Felipe II en el papel de "Demonios del Meridiano", en símbolo mundial del fanatismo, intolerancia y absolutismo. Era hora de que fuéramos, para los países de Iberoamérica, un referente de libertad y democracia en vez de caudillismo y guerra civil.
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