Temerosos de perder sus privilegios a raíz de las elecciones, los militares birmanos han tomado el poder y arrestado a los líderes elegidos democráticamente. Aung San Suu Kyi está siendo procesada “por importación ilegal de walkie-talkies” e “incumplimiento de la Ley de Desastres Naturales”. Tres semanas después del golpe de Estado, y a pesar de una cada vez más dura represión, la sociedad birmana continúa manifestándose en todo el país.
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