La vida de Nietzsche, entre 1875 y 1879, sufre cambios profundos: sale a la luz, a través de subterráneas y largas vicisitudes, la plena conciencia de su identidad filosófica, que halla expresión y forma de vida en la figura del ‘espíritu libre’. Esa identidad filosófica había quedado hasta ahora ofuscada y obstaculizada en algunos casos por la profesión filológica (con el peso del deber cotidiano de enseñar) y por la adhesión, cada vez menos convencida, a las ideologías wagnerianas y a sus éxitos. Este artículo atiende a este aspecto de la obra de Nietzsche a partir del epistolario de este período.
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