¿De dónde llegan hasta acá esos ladridos? ¿Reconocemos igualmente en el relato de Theramen, los caballos desbocados que arrastran el cadáver de Hipólito por la playa, descuartizado? ¿Quiénes son estas serpientes que silban sobre vuestras cabezas? Gracias, señor, por habernos hecho escuchar, en esos ladridos, esos relinchos, estos aullidos de animales rabiosos, nuestras propias vociferaciones; de haber desvelado, en esta jauría sangrienta, en esta yunta desbocada, en este nudo de víboras, en estos animales encarnizados, la violencia abominable de nuestras sociedades; de haber revelado finalmente en estos cuerpos despedazados, las víctimas inocentes de los linchamientos que perpetramos.
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