• La toxina botulínica es la toxina más potente de las conocidas hasta hoy.
• Este gran potencial se está empleando desde hace unas décadas para tratar algunas patologías, sobre las que cursan con alteraciones en la bioquímica de la acetilcolina.
• Su efecto no es indefinido en el tiempo, por lo que deben hacerse varias aplicaciones, pero su actuación facilita la rehabilitación en casos de espasticidad infantil.
• El número de patologías tratables está en constante aumento.
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