En los últimos años se ha experimentado un aumento de las expectativas de la vida en virtud de la mejora de las condiciones higiénico-sanitarias, medioambientales y del progreso científico y tecnológico. Esto ha conducido a un envejecimiento progresivo de la población, lo cual conlleva un deterioro psicológico, fisiológico y/o social que ha provocado un aumento del número de personas que sufren patología crónica y multisistémica. Estas enfermedades crónicas llegan a afectar a la capacidad del paciente para cuidar de sí mismos y, por tanto, los hace dependientes en mayor o menor grado de sus familiares, cuidadores y en última instancia del sistema sanitario.
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