Algo diferente tiene que estar haciendo Noruega para que sus cifras sobre obesidad vayan a contracorriente del resto de Europa. El país nórdico tiene a un 25% de sus habitantes con sobrepeso, mientras que en España la cifra alcanza ya el 55%. Además, entre 2000 y 2018 ha conseguido reducir la ingesta de azúcar por habitante, pasando de los 43 kg que se consumían por año a los 23 kg. Parte de este éxito se debe a su política nutricional, basada en colaborar estrechamente con la industria alimentaria, en una dura legislación que controla la publicidad dirigida al público infantil y en el lanzamiento de potentes campañas de comunicación y educación. Con todo, la fórmula nórdica no es perfecta, y prueba de ello es la reciente bajada de impuestos en los alimentos no saludables (azúcar y refrescos) después de años consecutivos de subidas, pero sí es muy ambiciosa. Liv Elin Torheim, vicepresidenta del Consejo Noruego de Nutrición y profesora de Nutrición en Salud Pública en la Universidad Metropolitana de Oslo, ha participado en la elaboración de las medidas para continuar esa tendencia a la baja de sus índices de obesidad y sobrepeso, sobre todo entre la población infantil, que se marca el gobierno para los próximos años. Nos cuenta en qué consisten.
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