El reconocimiento del importante papel que juega el desarrollo de las competencias emocionales en el aprendizaje y en la educación de las nuevas generaciones dicta la necesidad de prestar a este asunto la atención requerida, no solo a nivel del alumnado y del profesorado, sino también, de todos aquellos profesionales implicados en el ejercicio real del derecho a una educación de calidad para todos y entre los cuales, los inspectores de educación ocupan un destacado lugar.
En consonancia con ello, en el presente artículo se subraya el valor que tiene el desarrollo de las competencias emocionales como premisa para un mejor cumplimiento de las funciones de la supervisión educativa, en concreto, para la generación de espacios de intercambio, el perfeccionamiento de las intervenciones en los centros y la atención a las reclamaciones.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados