...Como el humorista triste que sale al sol de la convalecencia y la salud recuperadas, a reírse un poco y bastante de su tremenda depresión, así también el desesposado de esta crónica salió a reírse abundante y exageradamente de su larga, muy larga depresión neurótica.
Recogió todo lo que de ella pudo recoger e inventó con su memoria todo lo que de ella pudo inventar, como homenaje a la vida dolida, a un médico maravilloso llamado Z., a un amor perdido...
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