En este artículo analizaré el caso de dos residentes del barrio Villa La Tela, cuyas experiencias espirituales con San La Muerte regulan los sentidos con los que construyen valores morales y complejizan las relaciones con familiares y vecinos. Veremos cómo esto se vincula con el hecho de vivir en una zona periférica y empobrecida de la ciudad, socialmente estigmatizada. Mostraré de qué modo las trayectorias morales que ellos construyen —y que se asocian con el mal y el delito— se articulan con la de San La Muerte, con quien establecen relaciones recíprocas de confianza, respeto, amor y favores. Esto permite reflexionar sobre las fronteras fluctuantes y porosas entre el bien y el mal como categorías morales con las cuales las personas significan y dan sentido al mundo.
In this article I will analyse how the spiritual experiences of two residents of La Tela slum with San La Muerte regulate the way from which these people build moral values. It also turns complex social relationships with family and neighbours. We will see how this is linked to being residents of an impoverished and peripheral area of the city. I will show how the moral trajectories of these people built in La Tela—linked to evil and crime—are articulated with San La Muerte’s trajectory; with whom they establish reciprocal relationships of mutual trust, respect, love, requests and favours. This allows us to reflect on the ever fluctuating and porous borders between good and evil.
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