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Análisis climático del incendio forestal de Tenerife comarcas de Abona e Isora: 15 a 21 de julio de 2012

  • Autores: Luis Manuel Santana Pérez
  • Localización: Avances en la investigación de los recursos hídricos en islas y terrenos volcánicos: reunión científica nacional sobre el estudio de los recursos hídricos en islas volcánicas / Juan Carlos Santamarta Cerezal (dir.), 2013, ISBN 978-84-616-3860-4, págs. 247-269
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • La isla de Tenerife cuenta con una de las masas de pinares canarios más sobresalientes del Archipiélago Canario, que ocupa una amplia franja alrededor de la isla entre los 700-800 m s.m. y 2000 m s.m.. Los bosques de pinos canarios han sufrido una intensa explotación a lo largo del tiempo que comienza justo después de la conquista de Canarias y llega hasta la década de los años 50 del pasado siglo, que redujeron sus masas de forma considerable. Sin embargo, hay que destacar que las repoblaciones llevadas a cabo desde esa época hasta la actualidad, unido al escaso aprovechamiento maderero que se hace de este bosque hoy en día, ha incrementado de manera notoria la superficie forestal de pino canario en Tenerife. Esta situación que pudiera parecer ideal para esta formación vegetal se ve perturbada por los innumerables incendios que cada año le afecta, constituyendo el mayor peligro que acecha a este bosque en la actualidad. Hay que destacar que Tenerife sufre a lo largo del año unos treinta y cinco incendios o conatos forestales y que periódicamente entre 4 y 10 años, algunos de éstos se convierten en un gran incendio. Aunque bien es cierto que el pino canario es un árbol con una gran capacidad de rebrote después de un incendio, éste no deja de representar un serio problema para el ecosistema, además de los riesgos que entraña el fuego para las personas y bienes de las zonas afectadas, con daños que resultan muy cuantiosos para la sociedad. Indudablemente uno de los factores que van a condicionar, de manera importante, el desarrollo de incendio son sin duda los climáticos, altas temperaturas, baja humedad y fuerte viento son los ingredientes propicios para que un conato se convierta en un gran incendio, por eso el presente trabajo, referido a un análisis climático del último gran incendio forestal de Tenerife que afectó a las comarcas de Abona e Isora del 15 al 21 de julio de 2012, nos muestra como influyen las condiciones meteorológicas en el devenir del incendio. Estos datos que el autor analiza y nos presenta de forma ordenada y secuenciada, fueron posible gracias a la amplia y densa red meteorológica que tiene esta Isla, sobre todo la que dispone el Cabildo de Tenerife a través del Área de Agricultura por medio de la Red de Agrocabildo donde se obtiene información en directo de datos meteorológicos básicos capturados cada 12 minutos, además de la que mantiene el Área de Medio Ambiente en las zonas forestales, fundamentalmente pluviométrica. Por otra parte cabe destacar que en el presente trabajo se expone de manera novedosa, contornos y perfiles a partir de datos horarios de precisión, que fueron la guía seguida para la evolución de los fenómenos climáticos durante el incendio del pasado verano en la zona sur de la Isla. A través de su análisis, el autor hace un seguimiento de la “ola calorífica” donde se puede constatar, en tiempo casi real, el aumento de la temperatura, la caída espectacular de la humedad del aire, los cambios de la dirección del viento, a la vez como desaparece el efecto anabático catabático, también como disminuye la radiación solar, a la vez que se eleva la evapotranspiración de manera alarmante, es decir se presentan de una forma precisa las condiciones óptimas para la propagación el fuego.


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