¡Que se las apañen los consumidores y las administraciones locales! Esa es la filosofía de las empresas que producen plástico en abundancia sin preocuparse por su destino final. Cuando China decidió rechazar los residuos que le enviaban los países occidentales, estos desechos inundaron a sus vecinos, en detrimento de la salud de su población. ¿Y si se abordara el problema en su origen?
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