Cordoba, España
Durante los últimos años de la República y con la dinastía Julio-Claudia (27 a. C.-68 d. C.) en la península ibérica se configuró una élite hispanorromana compuesta por descendientes de emigrantes italorromanos (hispanienses) e indígenas romanizados (hispani). Ambos grupos fusionados constituyeron las aristocracias provinciales que gobernaron las ciudades hispanas, de las que pronto comenzaron a surgir “hombres nuevos” deseosos de promocionar a los ordines superiores y de ocupar puestos de responsabilidad en Roma y en la administración imperial. Las numerosas comunidades cívicas surgidas de los procesos de municipalización y colonización, cesariano-augusteos y posteriormente flavios, fueron los crisoles en los que se forjó esa sociedad hispanorromana, que se caracterizó por la mezcla e integración de hispanienses e hispani, una vez los segundos lograron alcanzar la ciudadanía romana.
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