Comprensión sistémica del Etilismo: Cuando el alcoholismo es signo de equilibrio...

• P Mestres ^[1] ; Th Bonami ^[1] ; C Drouillon ^[2] ; García Valentin ^[2] ; D Pohl ^[3]
  1. [1] neuropsiquiatria
  2. [2] neuropsiquiatria hospital vicent van gogh
  3. [3] psicóloga terapeuta de familia

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• Localización: Trabajo social y salud, ISSN 1130-2976, Nº. 5, 1990, págs. 276-287
• Idioma: español
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• Resumen

  • La definición de alcoholismo es reconsiderada siguiendo los criterios del DSM-III.

    Los autores desarrollan además las características del alcoholismo analizadas mediante una aproximación sistémica.

    La sintomatología parece ser el resultado de una relación conyugal específica y no solo de un perfil psicodinámico personal particular.

    En este contexto, cuando los terapeutas quieren cambiar la conducta del bebedor, tienen que negociar el procedimiento con toda la familia, antes de la cura.

    Beber alcohol forma parte integrante de nuestra cultura y de nuestra vida social.

    El producto está legalmente tolerado y se inscribe en las costumbres. Su uso facilita, ritualiza y consolida los intercambios sociales. Soportar la bebida es una prueba de virilidad y no hay reunión entre hombres que no empiece por una "copa". La alcoholización es, en este sentido, un fenómeno considerado como un hábito, que se hace banal, y pasa, en ocasiones, desapercibido ante los ojos del facultativo.

    Ahora bien, este fenómeno es frecuente: un estudio reciente (1) concluyó que el 6.6% de la población de los Estados Unidos es alcohólica: todo médico ve, al menos, un enfermo alcohólico por día. La frontera entre el consumo "usual" y "patológico" es imprecisa.

    Algunas veces se encuentra enmascarada por otras patologías que aparecen bruscamente.

    Es frecuente encontrar pacientes que usan las bebidas alcohólicas por su virtud antidepresiva: el 20% de los alcohólicos en curación sufren al mismo tiempo esquizofrenia o depresión primaria (es llamada primaria, la depresión que se instala antes de cualquier otra patología psiquiátrica).

    Las manifestaciones del alcoholismo son pues variadas, desconcertantes: síndrome depresivo, tentativa de suicidio (el riesgo de suicidio es 30 veces superior al de la población general), problemas familiares y profesionales de todo tipo, alteraciones del carácter, crisis de epilepsia...