La incerteza de la conciencia

• Autores: Luce Irigaray
• Localización: Duoda: Revista d'estudis feministes, ISSN 1132-6751, Nº. 60, 2021, págs. 16-24
• Idioma: español
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• Resumen

  • Mi formación como filósofa y teóloga antes que como psicoanalista justifica que los puntos que trataré aquí estén vinculados más con la dimensión epistemológica del psicoanálisis que con la dimensión terapéutica, aparte del hecho de que considero esa dimensión la parte más decisiva de la contribución del psicoanálisis a la cultura, y también la que mayormente afronta la cuestión del estatuto del inconsciente. Me aproximaré a esta cuestión de tres modos distintos: 1) ¿Qué interrogantes plantea a nuestra cultura el descubrimiento de la existencia de un inconsciente, y en particular a la filosofía? 2) ¿Qué cuestiones se han quedado en suspenso? 3) ¿Es necesaria la existencia de un inconsciente? Mi propuesta es la de asegurar coherencia y unidad a mi subjetividad a través de su sumisión a lo negativo. Se trata en todo momento de cuestionar eso o aquella / aquel que creo que soy yo, mí y mío, considerando que tal vez pertenezca al mundo o a lo otro y no a mí. Uso, por tanto, lo negativo no a la manera de Hegel, o sea para alcanzar un absoluto que sea único y universal, sino para volver a la diferencia entre mí y el mundo, entre mí y lo otro, y así asegurar mi propia singularidad como lugar a partir del cual se origina mi certeza o verdad. Un lugar que es garante de la realidad que percibo o de la verdad que afirmo es mi cuerpo. Puedo alejarme de mi propia realidad o verdad, pero mi cuerpo las recuerda, ya sea perturbando mis comportamientos o mis discursos, ya sea produciendo síntomas patológicos que pueden acabar en enfermedades que la medicina tradicional no consigue ni comprender ni curar. Nos podemos preguntar si, en este contexto, el inconsciente equivale al resultado de una represión o a potenciales todavía no cultivados, que el imperialismo occidental nos pone en riesgo de paralizar imponiendo la energía neutralizada de la técnica en vez de favorecer el cultivo de la energía sexuada de los seres vivientes. El cultivo de las percepciones sensibles como camino para transformar la energía natural en energía espiritual, es otro aspecto de ciertas culturas que puede evitar la represión de la energía natural y la constitución de un inconsciente.