El Tercer cine es mundialmente conocido como aquella tradición cinematográfica que, desde los años 50 pero especialmente en los 60 y 70, revolucionó el cine del continente latinoamericano con propuestas estéticas militantes y contra-normativas, opuestas a las tendencias dominantes en el cine comercial. A lo largo de estas décadas fue, sin embargo, transformándose y, al día de hoy, cabe comprenderlo en su vertiente de influencia estética en el actual cine poético latinoamericano. A sabiendas del desigual desarrollo de las corrientes refundadoras del cine latinoamericano en los distintos países, y asumiendo la inevitable perspectiva histórica que nos ofrece el momento actual, este artículo busca estudiar cómo el proyecto ideológico subalterno defendido por el Tercer Cine ha encontrado un heredero en las actuales propuestas fílmico-poéticas latinoamericanas. Para ello, el presente ensayo toma como material de estudio la obra cinematográfica de Lucrecia Martel, Paz Encina y Tatiana Huezo, examinando los puntos de (des)vinculación entre sus poéticas películas y sus precedentes históricos latinoamericanos. De esta manera, el artículo concluye que, si bien el actual cine latinoamericano debe ser concebido como heredero de las prácticas artístico-políticas defendidas por el Tercer Cine, no puede ser reducido a ellas, sino que debe ser estudiado como una superación de las mismas.
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