México
Uno soñaba que era rey, de Enrique Serna, se inscribe en la tradición de la novela urbana y recrea la Ciudad de México como espacio de horror y deshumanización, dando cauce y expresión a las voces sociales que pueblan la metrópoli. De este panorama surgen dos universos particularmente trabajados en los que se desarrolla la acción novelesca: el lumpen y el de las clases adineradas; dos mundos antitéticos que se entrecruzan y afectan mutuamente. Sin embargo, lo verdaderamente significativo es que ambos universos funcionan como espejo deforme del otro y están configurados con rasgos que los identifican e igualan. Son los rostros de una misma deformidad, las dos caras de la miseria humana.
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