La rebelión india de 1857 fue la culminación de una compleja combinación de agravios de corto y largo plazo, y de la insatisfacción generalizada ante las imposiciones cada vez más intrusivas de la administración británica. Fue un conflicto multifacético que adquirió características regionales distintas a lo largo del norte de la India. En algunos casos, gobernantes desposeídos y desafectos vieron la oportunidad de recobrar sus riquezas y su estatus perdidos, en tanto que en otros se reactivaron disputas de larga duración sobre la tierra y el poder político. En otras situaciones, campesinos en apuros se rebelaron contra el opresivo régimen impositivo británico que estaba erosionando su subsistencia y su condición social.
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