Apenas ha empezado a andar, con la "expropiación" de algunas fincas en Antequera, cuando la reforma agraria andaluza recibe una crítica cruzada -y asombrosamente coincidente en muchos aspectos- por la izquierda y por la derecha. No se atacan a fondo los problemas estructurales del campo andaluz (más de la mitad del paro agrícola en España) y una ley confusa y demagógica ha creado ya una nube de expectativas falsas. Parecen calcados los viejos errores de la II República.
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