Una de las estrategias que el autor sugiere, a través de los relatos de españoles directivos en China, es la de conocer muy bien la historia del país, con vistas a fomentar unas relaciones empresariales sólidas. Según estos testimonios, uno de los errores cometidos más frecuentemente por los directivos españoles es el de considerar a China como un único mercado de 1.300 millones de consumidores. Afrontar el problema de las copias de los competidores locales se presenta como otro reto, así como la capacidad de adaptación a los cambios locales mientras se mantiene un estrecho contacto con la sede de la empresa en España.
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