El fin de la primera guerra mundial fue, al mismo tiempo, el inicio de un proceso de reestructuración del orden internacional. A partir de entonces se constituyeron una serie de organismos económicos con carácter supranacional, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Acuerdo General sobre Tarifas Aranceles y Comercio (GATT), entre otros; entonces, la globalización de la economía comenzó a manifestarse con mayor vigor. Las condiciones económicas y políticas vigentes en ese momento permitían la posibilidad de iniciar en los países denominados subdesarrollados un proceso de crecimiento e industrialización relativamente autónomo para que, a mediano y largo plazo, lograran competir con éxito dentro del mercado mundial, dominado por los países industriales que, en su mayoría, se ocupaban de su propia reconstrucción.
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