Los saldos de cuentas abandonadas, los valores sin dueño y el contenido de las cajas fuertes cuyo titular ha fallecido y que no han sido reclamadas por sus herederos van a parar a las arcas del Tesoro Público. Es el caso de las llamadas cuentas "dormidas". El montante que Hacienda ingresó por este concepto el año pasado no ha sido facilitado.
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