Hemos progresado muchísimo. Rozamos la utopía. Lo tenemos casi todo. La sabiduría del mundo nos cabe en un chip. Somos ya el Superhombre técnico. Lo tenemos todo menos lo que hay que tener: la pasión de vivir, de saber, de soñar. ¿Y si hubiéramos corrompido lo sublime? Hace siglos que está dicho en latín: "Corruptio optimi pessima = La corrupción de lo mejor es la peor".
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