Objetivo: Favorecer que cada persona elabore su duelo de forma natural, prevenir factores de riesgo e identificar a los deudos que necesiten una atención específica.
Método: Estudio descriptivo. Doscientas ocho familias fueron atendidas entre el 11 de marzo y el 20 de mayo de 2020 por duelo por la COVID-19, de acuerdo con un protocolo establecido.
Resultados: La edad media de los fallecidos fue de 76 años. El 58 % eran hombres. Los familiares atendidos fueron hijo/a (54 %), cónyuge o pareja (20 %), hermano/a (2 %). En relación con el lugar de fallecimiento, el 41 % en plantas de hospitalización, el 27 % en Urgencias, el 22 % en la planta de cuidados paliativos y el 10 % en UCI.
El tipo de atención fue en el 53 % de los casos telefónica, en el 16 % presencial, en el 12 % telefónica y presencial y en el 3 % a través de videollamada. En un 63 % de las veces se realizó apoyo, asesoramiento puntual o atención específica mientras que en el 37 % se ofreció apoyo y disponibilidad.
En lo referente “despedida final”, el 49 % de los familiares pudieron despedirse, el 31 % no pudo. El tipo de duelo de los familiares atendidos fue inicialmente normal en el 71 %, mientras que un 16 % fue clasificado como de riesgo.
Conclusiones: La información y comunicación efectiva con los familiares afectados, la formación en la muerte y el duelo de los profesionales implicados y la disponibilidad de atención psicológica se consideran de gran importancia en una situación COVID-19.
La experiencia muestra que la “Atención al duelo” debe estar a disposición de la población general afectada. Una buena organización y planificación ha de incorporar protocolos de actuación y seguimiento que incluyan una adecuada valoración y atención en los diferentes niveles desde el apoyo, la prevención y la detección precoz de posibles complicaciones en el duelo, y si es necesario la intervención especializada.
Objective: To allow each individual to undergo bereavement in a natural way, to prevent risk factors, and to identify bereaved people who need specific attention.
Method: A descriptive study. Two hundred and eight families were attended to between March 11 and May 20, 2020 for Covid-19 according to an established protocol.
Results: Average age of the deceased relatives was 76 years. Fifty-eight percent were men. The family members who were cared for included: son or daughter (54 %), spouse or partner (20 %), brother or sister (2 %). Regarding the place of death, 41 % were in hospitalization wards, 27 % in the emergency room, 22 % in the palliative care ward, and 10 % in the ICU.
The method of care was in 53 % of cases over the telephone, in 16 % in person, and in 12 % both over the telephone and in person; in 3 % of cases it was by video call. In 63 % of cases, support, specific advice or care was provided, whereas in 37 % support and availability were offered.
In terms of “final goodbye”, 49 % of all family members were able to say goodbye, while 31 % were unable to do so. The type of grief observed in the family members attended to was initially considered to be normal for 71 % of cases, whereas 16 % were classified as at risk.
Discussion: Effective information to and communication with affected relatives; that involved professionals be trained in dealing with death and grief so as not to cause harm, as well as in palliative care; and availability of psychological care are deemed of great importance in a COVID-19 scenario.
Experience shows that “bereavement care” should be available to the general affected population. Proper organization and planning must incorporate action and follow-up protocols that include adequate assessment and care at different levels, from support, prevention and early detection of possible complications of bereavement to specialist intervention when necessary.
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