Había, entonces, habitualmente dos eucaristías por semana, una el sábado por la tarde, y otra el domingo por la mañana después de la vigilia, en cada uno de los conventos, separadamente. También las había para ocasiones excepcionales, como los funerales, al igual que una vez por mes, durante un año, por cada miembro de la comunidad fallecido.
Artículo
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados