La dispersión de las políticas sociales y laborales de China es un problema cada vez más grave que amenaza con socavar las relaciones entre el trabajo y el capital y la liberalización económica del país. El desarrollo del sector privado tropieza con la ausencia de un sistema integral de protección social para quienes migran del campo a las ciudades. Estos trabajadores son fundamentales para las nuevas empresas, pero muchos de ellos no gozan de los mismos derechos de seguridad social que la población tradicional urbana. Si bien el Gobierno ha empezado a intensificar la vigilancia del cumplimiento de la normativa vigente, para resolver el problema tal vez sean necesarias algunas reformas institucionales.
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